No hay duda de que esta frase esconde detrás suyo un tema que hoy día se encuentra dentro de investigación en astrofísica y, por qué no decirlo, de debate en cosmología. He comentado en algún otro artículo que, según mi entender, el programa SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre es un monumento a la ingenuidad humana. En primer lugar, cabría definir de una forma incuestionable que se entiende por inteligencia, puesto que el ser humano tiende a relativizarlo todo a sus propios parámetros identitarios; pero, por otro lugar, en un Universo en donde sus dimensiones espacio-temporales vienen determinadas por magnitudes del orden de los diez mil millones, parece fácil deducir la bajísima probabilidad de un encuentro "aquí" y "ahora" con la manifestación buscada. Por último, y como prueba más patente, puesto que en mi opinión nos aporta una explicación suficientemente objetiva, el hecho de que haya surgido el fenómeno de la vida orgánica en la Tierra, implica, dado el cúmulo de circunstancias favorables que, como es sabido, han tenido que ocurrir, que las dimensiones de nuestro Universo son extremadamente altas, para así compensar esta dificultad, es más fácil encontrarnos con un conocido en una ciudad con diez millones de habitantes que en un pueblo de doscientos pobladores. Pero volviendo al encabezado, el hecho de que el Universo visible sea extremadamente grande no ha de implicar en absoluto que sea infinito. A este respecto es conocida la paradoja de Olbers, en el sentido de que albergando un universo infinito infinidad de estrellas, la luz de todas estas recibida en la Tierra anularía por completo la oscuridad nocturna. Yo no creo que esta aporía sea una justificación de la negritud de la noche, y para ello me remito al concepto de "Horizonte Cósmico". No hay duda de que aquellos elementos de nuestro Universo cuya distancia a nosotros se encuentre por encima de los 13.000/15.000 millones de años-luz habrán emitido una radiacción electromagnética que aún no habrá llegado a nuestros instrumentos de observación, con lo que, incluso en el hipotético caso de la existencia de infinidad de emisores de luz, al no estar todos dentro de nuestro horizonte de detección, no podrán evitarnos, por fortuna para nosotros, la existencia de los períodos nocturnos en el transcurrir circadiano. La existencia del "Horizonte Cósmico" es lo que implica y justifica el término de Universo visible que he usado en el párrafo anterior, pero volviendo al título de este artículo, se ha de decir que, dada la actual expansión del Universo, esta podría permanecer "ab infinitum", como parece indicar la existencia de una "constante cosmológica" y de una "energía oscura" (quintaesencia con gravedad negativa). Bien, independientemente de los conceptos emanados de la C.C.C. (Cosmología Cíclica Conforme) planteada por Roger Penrose, mi idea sobre la expansión de nuestro Universo es que la misma será observable durante toda nuestra existencia, o lo que quede de ella, puesto que en el momento que el "Horizonte Cósmico" abarque la totalidad del Universo comenzará la contracción del mismo, pero en este instante, y como consecuencia lógica de la finitud de la velocidad de la luz, nosotros ya estaríamos inmersos en el "Big Crunch". En otras palabras, nuestro Universo es finito y acabará contrayéndose, si bien para sus hipotéticos observadores se habrá estado expandiendo durante toda su existencia. 19.1.12
Índice de mi página WEB