Roger Penrose ya hace algunos años que postuló una famosa conjetura relacionada con la observación de los Agujeros Negros, a la que bautizó con el descriptivo nombre de "Censura Cósmica", en donde venía a establecer la imposibilidad de que la singularidad interior de estos entes astronómicos fuera observada de manera directa. En definitiva, y según la aseveración de Penrose, el horizonte de sucesos de un Agujero Negro es algo que, al perseverar en su existencia, juega un papel similar al de la generatriz del cono de luz, en cuanto a que, al igual que esta última, representa una frontera que separa de forma radical dos espacio-tiempos que no pueden intercomunicarse sin violar las leyes de la física, ó mejor dicho, de la relatividad.
En realidad, la similitud que se acaba de comentar arriba, no es una mera curiosidad, sino que es consecuencia directa del dogma fundamental de la relatividad, basado en el carácter de valor límite de la velocidad de la luz. No hay duda de esto en lo que respecta al cono de luz, en infinidad de libros de relatividad y cosmología se pueden observar un número exhaustivo de gráficos y dibujos, que muestran de forma clara y directa el significado del cono de luz y su concepto físico, hábilmente explicado por el mismo Penrose en sus esquemas de multiuniversos y sus interconexiones mútuas. Pero la relación del principio citado de la relatividad y la propiedad comentada del horizonte de sucesos no se manifiesta de una forma tan directa, a menos sin haber leído el comentario que en su obra "Agujeros Negros y Tiempo Curvo" (editorial Crítica) hace Kip S. Thorne en el sentido de que para anular la presencia del horizonte de sucesos de un Agujero Negro de Kerr, es decir rotatorio, se le tendría que dotar de una velocida
d tangencial con un valor próximo al de la velocidad de la luz, cosa que, como ya se ha comentado, constituye una herejía relativista.
Hay no obstante, otra explicación para negar la existencia de "Singularidades Desnudas", y esta sería la que expongo en el capítulo XVIII de "La Verdad de Giordano", en donde comento que como condición "sine qua non" para la existencia de una "Singularidad Desnuda" es que el Agujero Rotatorio de Kerr que la contenga sea tal que en todo instante su momento angular J tenga un valor que haga "M" (masa del Agujero Negro) sea inferior a "a", donde a=J/M, pero como se comprueba matemáticamente de forma directa, esta condición implica la desaparición del horizonte de sucesos, con lo que, tal como en la citada obra se expone, la singularidad al hacerse visible desde el "exterior", queda proyectada hacia la totalidad del espacio-tiempo, perdiendo su peculiaridad esencial. En otras palabras, la "Singularidad Desnuda" no existe como tal, pues sí es "Desnuda" no es "Singularidad" y sí es una "Singularidad" no puede ser "Desnuda". Copiando un poco a Roger Penrose se podría afirmar que una consecuencia de la "Censura Cósmi
ca" es la existencia de la "Singularidad Pudorosa".
No quiero por último, acabar este artículo sin dejar patente la aclaración de que una imposibilidad física no implica necesariamente una imposibilidad matemática, y es por lo que, basándome en esta circunstancia, en "La Verdad de Giordano" he querido considerar todos los supuestos matemáticos, lo que me ha llevado a distinguir entre Agujeros Negros Masivos en que "M" es superior a "a" y Agujeros Negros Ligeros donde "M" está por debajo de "a", tal como se expone en el capítulo XII.
30.01.03
P.D.: La demostración del comentario de Thorne es directa, en efecto siendo el momento angular tal que a=M, los radios que definen la ergoregión en un agujero de Kerr coinciden con un valor r=M, y siendo J=M.a=M2, se tiene para las unidades geometrizadas que M2=M.v.r=M2.v, ó lo que es lo mismo v=1, que no es otra cosa que la velocidad de la luz.
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